jueves, 26 de junio de 2014

EL METRO DE MADRID EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, FUE UTILIZADOS COMO REFUGIO Y DEPÓSITOS DE ARMAS

La función principal de toda red de metro de Madrid se ve irremediablemente alterada y modificada en momentos de guerra. Su carácter subterráneo le da nuevos usos: desde los depósitos de armas a los refugios antiaéreos. En el momento del estallido de la Guerra Civil.
El metro de Madrid, como compañía privada fue sustituido por el comité de empresa de los sindicatos que mantuvieron la gestión y explotación. La situación política que se vivió en la zona controlada por el gobierno de la República, con incautaciones de los servicios públicos, puso en manos de los comités sindicales a muchas empresas, incluidos los transportes.
En el otoño de 1936 un Comité de Control Obrero (formado por UGT y CNT) se hizo entonces cargo de la gestión del servicio del metro, que hasta entonces había estado en manos de la Compañía del Ferrocarril Metropolitano de Alfonso XIII de Madrid. La situación bélica en la capital se agravaba, con el comienzo del racionamiento de alimentos y productos básicos y el estrechamiento del cerco. En todo momento, el director de la compañía, Miguel Otamendi, permaneció en la ciudad a pesar de haber sido apartado de su cargo. Las primeras medidas adoptadas por el comité fueron el despido de los altos cargos y la readmisión de los trabajadores depurados a raíz de la huelga general de 1934.
El comité aprobó un aumento de los sueldos de los empleados, así como una mejora de las condiciones laborales y de jubilación. Al mismo tiempo, las mujeres comenzaron a desempeñar tareas de jefe de estación de segunda, jefes de tren, guardafrenos, telefonistas y ascensoristas. A partir del 1 de abril de 1937, el servicio pasó completamente a manos de mujeres ante la movilización de todos los varones para el frente de batalla.
LOS REFUGIOS
La situación bélica comenzó a sentirse pronto en Madrid. El 6 de agosto, apenas 19 días después del alzamiento militar contra la República, la dirección del metro decidió la apertura de las estaciones durante la noche para que sirvieran de refugio en caso de bombardeo. Además, andenes, vestíbulos y pasillos se transformaron en el lugar de acogida de las personas que huían de las poblaciones cercanas a la capital ante el avance de las tropas franquistas.

La Junta de Defensa de Madrid trató por todos los medios de que las instalaciones no se convirtieran en refugio permanente para familias y que sólo se emplearan en caso de ataques aéreos. Por este motivo, se organizó un servicio de recogida e instalación de refugiados del metro en otros alojamientos. Sin embargo, esta campaña no resultó muy efectiva, siendo muchos los que residieron de manera permanente en el metro.
El metro de Madrid, inaugurado en 1919, tenía una longitud total de 20,60 kilómetros y 34 estaciones, todas subterráneas. La red estaba formado por 4 líneas: Línea 1: Tetuán - Puente de Vallecas; Línea 2: Cuatro Caminos - Ventas / Diego de León; Línea 3: Sol – Embajadores; Ramal: Isabel II – Norte.
A pesar de la guerra, el metro trató de mantener un servicio con la normalidad propia de una ciudad sitiada como Madrid. Así, el 9 de agosto se inauguraba la nueva Línea 3 entre Sol y Embajadores, de 1,4 Km de longitud. En el acto de apertura, no hubo presencia oficial ni festejos, tan sólo una reseña en la prensa que anunciaba su apertura y su horario de funcionamiento.
Las necesidades bélicas obligaron al cierre de dos tramos, el de Fermín Galán – Norte y el de Goya - Diego de León.
La clausura del Ramal de Fermín Galán (nombre con que fue bautizada la estación de Isabel II, hoy en día llamada Ópera) a Norte (Príncipe Pío) el 14 de agosto de 1936 se debió a la proximidad de esta última estación al frente situado en el Puente de los Franceses. Las instalaciones fueron convertidas por los trabajadores en un puesto de Sanidad, para lo que dos trenes de dos coches (el M-102 y M-103) se habilitaron para el traslado de heridos por la red. La suspensión del servicio del tramo Goya a Diego de León el 10 de octubre de 1936 fue debido al aprovechamiento de los túneles para la instalación de un taller de carga de proyectiles de artillería. También cesaron los trabajos de construcción de la prolongación de la Línea 3 entre Sol y Argüelles, que se retomarían una vez finalizado el conflicto.
El servicio normal del metro sufría numerosas alteraciones por causa, principalmente, de los bombardeos. Muchos proyectiles cayeron sobre las instalaciones del metro: en las cocheras de Cuatro Caminos; perforando los túneles entre Sol y Sevilla, en San Bernardo y entre Atocha y Menéndez Pelayo; o sobre estaciones como Chamberí, Norte, Sol o Puente de Vallecas.

Polvorín de Diego de León

El hecho más grave que tuvo lugar durante los años de guerra en el metro de Madrid fue la explosión del taller de carga de proyectiles situado en el túnel bajo la calle Torrijos (hoy Conde de Peñalver). La explosión, al parecer accidental, afectó al túnel hasta la estación de Sevilla y al taller, además de la calle, cuyo pavimento quedó dañado. La onda expansiva se extendió por los túneles afectando a cuatro trenes que circulaban en esos momentos.